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La Organización Mundial de la Salud, como una de las agencias de las Naciones Unidas, debe de ser, en principio, un cuerpo especializado e imparcial que provea asesoría médica y apoye a los países en materia de política sanitaria. Sería difícil no reconocer los logros de la institución, incluso en la lucha contra brotes de contagiosas enfermedades.
Sin embargo, últimamente, hemos venido observando con preocupación, con frecuencia, ejemplos de ideología dañina en documentos elaborados por la OMS. En particular, la eliminación de la transexualidad de la lista de enfermedades de la organización y la formulación de directrices de sexualidad humana, debido a la presión de los activistas LGTB, ha tenido un impacto considerable.
Esto es suficiente para resaltar los estándares altamente controvertidos sobre las lecciones de educación sexual, que declaran que los niños de cuatro años han de aprender a masturbarse, que los que tengan seis años han de saber sobre el consentimiento sexual y, los que tengan nueve, tener sus primeras experiencias sexuales y orgasmos.
Es más, las controvertidas políticas de la OMS no solo se limitan a la educación sexual vulgar y la ideología de género. Muchos de los documentos de la agencia que se han elaborado en los últimos años abogan, directamente, por el aborto como “derecho reproductivo” y recomiendan que ha de ser ampliamente accesible, incluyendo la posibilidad de abortar en casa.
La actual pandemia del coronavirus ha creado nuevas razones para cuestionar la fiabilidad de los descubrimientos de la OMS. Entre otras cosas, la creciente desconfianza en la organización se debe a la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de suspender la financiación a la organización, el pasado 15 de abril.
Tan tarde como mediados de enero de este año, la OMS declaró, junto a las autoridades chinas, que no había evidencia de la propagación del SARS-CoV-2 entre humanos. Esto fue obviamente falso y ha causado una tremenda pérdida de confianza en la agencia.
Junto a otras agencias de la ONU, la OMS está explotando la pandemia para propagar el aborto.
Los documentos oficiales de la ONU declaran que un problema de salud pública en peligro por la pandemia del coronavirus son los derechos sexuales y reproductivos, junto al acceso al aborto. Como se ha publicado en su sitio web, la OMS afirma que la mujer puede “desempeñar un papel muy importante en la protección de su salud”, por lo que han de recurrir a los “cuidados personales”. Además de lavarse las manos, esto está pretendido para incluir el aborto médico en casa. La OMS ya emitió instrucciones sobre este asunto en 2019, en sus “Directrices de intervenciones de cuidado personal para la salud sexual y reproductiva”.
Unánimemente, los expertos suscriben que el aborto médico en casa implica un riesgo de hemorragia y presenta un considerable peligro para la salud de la mujer. Aún, en medio de la pandemia, la OMS aboga por esta solución incluso más forzosamente, sugiriendo que las madres han de auto-administrarse medicación abortiva y, por ende, asesinar a su hijo no nacido sin la supervisión de un sanitario.
La OMS cree que facilitando el aborto, durante la pandemia, tanto como sea posible, es tan importante como, por ejemplo, proteger la salud de la mujer gestante, y que legalizar el aborto es “clave” para proteger la salud de la mujer.
Las provisiones del Derecho Internacional y las conclusiones alcanzadas durante las conferencias más importantes que ha sido coordinadas por la ONU, en El Cairo (1994) y Pekín (1995) indican que el aborto nunca puede considerarse como un medio de planificación familiar. La Convención de los Derechos del Niño (el documento que hasta la fecha ha sido ratificado por el mayor número de países en el mundo) afirma, directamente, en su preámbulo, que todo niño necesita cuidados tanto antes como después de su nacimiento.
Lo que también es chocante es que los documentos de la ONU permiten que los fondos de respuesta al COVID-19 también sean utilizados para promover ideas controvertidas. Estos incluyen los llamados “derechos sexuales y reproductivos”, incluyendo el aborto (en contraposición con el Derecho Internacional).
Pese a muchos de los esfuerzos positivos de la OMS, sus acciones recientes la han llevado a una pérdida de fondos y confianza pública. Esto significa que hay pocas oportunidades concretas para responder a las amenazas de salud pública. En medio de la pandemia, esa estrategia es, de hecho, causa de una preocupación considerable.
Debido a esto, es importante hacer un llamamiento al gobierno polaco a la formulación de propuestas específicas sobre cómo debe cambiar la OMS su curso y retornar a sus goles originales, y a construir una coalición internacional que persiga este objetivo.
Hemos de transmitirle un claro mensaje a la Organización Mundial de la Salud. No hay consentimiento para el uso de su mandato con el fin de imponer propuestas ideológicas que socaven derechos humanos fundamentales como el derecho a la vida, en todos los países del mundo. Es inaceptable para esta institución perseguir soluciones ideológicas bajo el pretexto del combate de la pandemia para promover el asesinato de niños por medio del aborto, una práctica que da lugar a millones de muertes prenatales y un gran riesgo para la vida y la salud de la mujer.
Es por esto por lo que te pido que firmes la petición. Esta es nuestra llamada al gobierno polaco, que decisivamente debe demandar que la ONU retorne a su objetivo original de protección de la salud de todas las personas, ¡incluyendo al no nacido!
Solamente la acción conjunta y resolutiva, especialmente a nivel internacional, puede contrarrestar la fuerte presión de la izquierda radical, cuya agenda política incluye la influencia en la Organización Mundial de la Salud.
Estimado Presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez,